Cualquier semilla madura germina si encuentra las condiciones adecuadas para ello. El primer paso en la germinación es la absorción de agua por la semilla que, a medida que se llena, rompe la corteza y permite que entre oxígeno.
Cuando las células embrionarias dentro de la semilla reciben oxígeno, agua y temperatura, comienzan a desarrollar la raíz.
Esta raíz comienza a desarrollarse en el suelo y a obtener los minerales y el agua necesarios para continuar el desarrollo de la planta. Se empieza a crear la parte inicial del tallo, y el brote, que dará lugar a la parte superior del tallo y a las primeras hojas.