Existe una relación directa entre la calidad del suelo y la vegetación. El suelo que no está cubierto por plantas está expuesto a varios tipos de degradación.
Cuando el suelo está expuesto, sufre la intensidad del agua de lluvia, este proceso se llama lixiviación. Por lo tanto, un suelo lixiviado es un suelo que ha sufrido un proceso de pérdida de nutrientes.
La vegetación actúa como protección porque reduce el impacto del agua en el suelo.
Además, la presencia de vegetación actúa como fuente de nutrientes para los suelos, aumenta su calidad debido a la materia orgánica de las plantas.
Arenización y desertificación
La arenización y la desertificación son dos problemas ambientales que afectan al suelo. Estos dos procesos se producen en regiones con climas diferentes.
La desertificación se produce en lugares con climas áridos donde llueve muy poco. Es decir, no hay humedad en el suelo y, en consecuencia, la vegetación es escasa.
La arenización se produce en lugares donde la vegetación ha sido removida del suelo, y está expuesta al mal tiempo (viento, lluvia).
Estos suelos se empobrecen, se vuelven bastante arenosos y sin vegetación.