La holografía usa la interferencia y la difracción de luz para producir un holograma. Por el contrario, en la fotografía, la luz reflejada por el objeto incide en la película fotográfica que luego reacciona con el químico recubierto sobre la película para crear una imagen.
Un holograma registra la intensidad en el patrón de interferencia y las fases de la onda del objeto con respecto a la onda de referencia para crear un efecto 3D con realismo. En contraste, la fotografía almacena el patrón ordenado de intensidad ordenada (2D) en un plano.
La holografía requiere una fuente de luz monocromática (es decir, láser), mientras que la fotografía no necesita ningún tipo especial de fuente de luz.
El proceso de grabación de una imagen es diferente en ambas técnicas. En una fotografía, cada punto del objeto pertenece a un punto conectado en la imagen. Mientras está en un holograma, todos los puntos del objeto pertenecen a cada punto del holograma. Por lo tanto, podemos suponer que en una fotografía, existe una correlación de uno a uno, mientras que, en un holograma, la relación existe es de uno a todos.
Una fotografía puede ser de un solo tamaño, lo que significa que durante la reconstrucción de la imagen mediante el uso del negativo, el tamaño de la fotografía no se puede modificar, pero el tamaño del holograma si se puede cambiar.
La capacidad de información del holograma es mayor que el de la fotografía, ya que no puede superponer varias imágenes, pero sí en un holograma.
En resumen, la holografía y la fotografía son diferentes métodos para producir imágenes en 3D y 2D, respectivamente, y ambos métodos tienen la misma importancia. La holografía forma imágenes que parecen ser tridimensionales, mientras que la fotografía da como resultado la generación de fotografías bidimensionales.