La espinaca es muy baja en calorías y es una buena fuente de fibra dietética, que es útil para quienes intentan perder peso y para quienes intentan reducir el colesterol.
Solo 100 gramos de espinacas frescas contienen 1/4 de la ingesta diaria recomendada de hierro. El hierro es necesario para la producción de glóbulos rojos.
Solo 100 gramos de espinacas frescas contienen el 47% de la ingesta diaria recomendada de vitamina C, que es un antioxidante y ayuda a proteger el cuerpo de las infecciones y los radicales libres de oxígeno.
La espinaca contiene minerales importantes como manganeso, magnesio, potasio, zinc y cobre. El potasio es esencial para la salud del corazón, ya que ayuda a controlar la frecuencia cardíaca y la presión arterial. El cobre es esencial para producir glóbulos rojos.
La espinaca contiene altos niveles de vitaminas C y A, que son antioxidantes. Otros antioxidantes en la espinaca incluyen luteína, betacaroteno y zeaxantina que ayudan a proteger contra diversas enfermedades.
La vitamina A en las espinacas ayuda a mantener las membranas mucosas y es esencial para la vista. Se cree que la vitamina A y los flavonoides en las verduras y frutas ayudan a proteger el cuerpo contra los cánceres de pulmón y boca.
La espinaca tiene un alto contenido de ácido fólico que se requiere para ayudar a prevenir defectos del tubo neural en los bebés. El folato se recomienda para mujeres embarazadas, y especialmente para aquellas que están tratando de quedar embarazadas, ya que estos defectos ocurren al principio del embarazo.
Se ha demostrado que los glicoglicerolípidos en las espinacas protegen el revestimiento del tracto digestivo del daño, especialmente el daño causado por la inflamación.
En estudios de varios vegetales, la espinaca es la única que muestra una protección significativa contra el cáncer de próstata agresivo.
La espinaca contiene más de 12 compuestos flavonoides, que son importantes agentes anticancerígenos y antiinflamatorios en el cuerpo. Se ha demostrado que los extractos de espinaca ralentizan la división de las células cancerosas en el estómago y reducen los cánceres de piel.
Se ha demostrado que el consumo de espinacas reduce la inflamación excesiva en el cuerpo, que es un factor de riesgo para muchos cánceres.
Los flavonoides y carotenoides en las espinacas ayudan a reducir los riesgos de problemas de salud relacionados con el estrés oxidativo.
El consumo regular de espinacas ayuda a disminuir el riesgo de muchos problemas de los vasos sanguíneos, incluida la presión arterial alta y la aterosclerosis.
El alto contenido de vitamina K que se encuentra en la espinaca es útil para mantener la salud ósea, previniendo el desarrollo de osteoporosis y otras enfermedades degenerativas de los huesos. Una taza de espinaca cocida contiene el 988% de la ingesta diaria recomendada de vitamina K.
La espinaca tiene un índice glucémico muy bajo y no causa problemas con el azúcar en la sangre.