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El término municipal de Castelló d’Empúries, de 42 km2, se extiende al sector litoral del golfo de Roses, en el valle bajo de la Muga. La costa, con una longitud de 7 km, va desde la desembocadura del Fluvià y del Rec Sirvent, en el sur. En medio de la llanura aluvial, a la izquierda de la Muga, y en una elevación de terreno, se encuentra la villa de Castelló d’Empúries, capital del condado de Empúries en época medieval.
Castelló d’Empúries fue en la Baja Edad Media una de las poblaciones más importantes del noroeste del país, la mayor después de Perpiñán y Girona. Era un núcleo importante de menestrales y de comerciantes, con ferias y mercados muy concurridos. Las principales industrias modernas del municipio corresponden al sector de la alimentación (elaborados lácteos y pan), de la construcción y reparación de embarcaciones deportivas y de la electromecánica.
El incremento del turismo ha comportado que surgieran numerosos establecimientos hoteleros y campings cerca de la costa y la zona de humedales. Se han construido diversas urbanizaciones, como San Francisco, los Terrers, Castelló Nou o Can Savarrés, El Masnou y Empuriabrava. Esta gran urbanización ha provocado el aumento de viviendas de segunda residencia y alquiler vacacional en plataformas como airbnb.
La villa de Castelló d’Empúries se alza a 17 metros, a orillas de la Muga, unos 4 km lejos del mar, en una elevación de terreno que favorecía su defensa estratégica, dominando la llanura aluvial. Los nombres de calles y plazas son significativos de los antiguos edificios y actividades.
El monumento más importante es la gran basílica de Santa María de Castelló, gótica, ya existente en 1007, renovada y consagrada de nuevo en 1064, y reconstruida en el siglo XIV; ha sido nombrada con razón «la Catedral del Empordà», ya que ésta fue la intención de los condes emporitanos, que pretendían hacer renacer el antiguo obispado visigótico de Empúries. Iniciada a finales del siglo XIII, la magnífica fachada fue terminada a principios del XV por Antoni Antigó, uno de los doce maestros que en 1416 y 1417 participó en la reunión para decidir si la catedral de Girona tenía que tener una o tres naves.