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En la plaza Mayor se dirige, solitaria, una torre de planta cuadrada que es el único vestigio que queda de la antigua iglesia parroquial. Se conservó porque la iglesia nueva, del siglo XVIII, no tuvo cloquer hasta la segunda década del siglo XX. Fue construida hacia finales del siglo XIII.
Hay un campanario de torre que estaba adosado a la iglesia románica, documentada desde el año 974. Tiene tres niveles de ventanas, el más alto de los cuales se abre con ojos de buey y está coronado con almenas. Los diversos pisos están cubiertos abovedados pero se supone que originalmente eran de madera. En el nivel inferior se abre con una gran arcada apuntada. A pesar de la rusticidad del aparato, la tipología de las ventanas y el arco de acceso inferior hacen pensar en una datación tardía pero siguiendo todavía los esquemas románicos.
Conocido popularmente como la Corralassa, la calle Dins la Vila se corresponde con el perímetro del primer recinto fortificado medieval. Es uno de los rincones más interesantes del pueblo y el que guarda con mayor fidelidad su aspecto antiguo. Es remarcable el puentecillo con bóveda de crucería y ventana con impostas y dintel grabado, de tradición gótica.
En la plaza Mayor hay una fuente de piedra, de planta octogonal, con cuatro inyectores, cubierta con cornisa y cúpula semiesférica.
La Casa Marly es un antiguo edificio señorial de gran tamaño rodeado de jardines. Está formado por tres cuerpos, un cuerpo transversal donde se encuentra la fachada principal, otro perpendicular a la parte trasera, formando una T, y un cuerpo lateral adosado a uno de los extremos del primero. La estética general es plenamente noucentista, con la fachada principal precedida de un porche y decorada con esgrafiados.