En sus hábitats naturales, estos animales son presa de una serie de depredadores, incluidas las serpientes y las grandes aves de presa. Las tortugas radiadas tienen un par de mecanismos de defensa para tratar de protegerse al ver que no pueden huir, lo que incluye hacer un fuerte chillido y la capacidad de esconder las extremidades y la cabeza dentro del caparazón.
Sin embargo, los seres humanos son la mayor amenaza para la tortuga radiada, tanto a través de la destrucción del hábitat como de la explotación. La tortuga radiada se consume y se captura para el comercio de mascotas exóticas.