Las temperaturas en la ciudad dan inviernos tibios (9 o 10 °C en enero) y veranos calurosos (25 °C en el mes de agosto), lo que da medias anuales en torno a 17,2 °C y grandes amplitudes térmicas.
El cielo es más bien limpio, con un 26% de días despejados, un 63% de algo nublado y un 11% de cubiertos (periodo 1992-96). Las heladas no están totalmente ausentes, a pesar de la proximidad del mar. La media anual de lluvias es de 374,3 mm (1992-96) y la de humedad del 69%; corresponde a un clima mediterráneo típico, con muy acusadas variaciones en las lluvias totales, que en una cuarta parte de los años la asimila a los climas semiáridos; en cuanto a valores mensuales, destacan los de octubre, único máximo notable, por oposición a la sequía veraniega. Este mes, uno de cada diez años alcanza 215 mm, aunque la media es de 55.
Los vientos son de predominio flojo (alrededor del 70%); poco frecuentes los moderados y excepcionales los fuertes; en cuanto a dirección, el predominio es del noreste o arbonés, en el que se involucra la brisa normal del verano.
De interés son las reliquias de los hábitats del humedal y de la restinga. En el marjal y en las acequias y los caminos de entorno, además de los carrizales, hay una comunidad muy interesante, el Hydrocotyle-Cladietum marisci, que contiene, aparte la bova o enea y el carrizo. Las dunas de la Devesa soportan una vegetación variada y muy particular, desde el Ammophilion de la playa hasta los poblamientos más interiores de Alkanna tinctoria (Boleng roig).