Mallorca está situada dentro de la zona templada, de clima cálido subtropical o mediterráneo, en el área depresionaria de la cuenca del Mediterráneo occidental, muy afectada por las corrientes atmosféricas empujadas por la baja de Génova, que originan frialdad y tormentas.
Las temperaturas son suaves, con una media de 16 °C y una oscilación anual de 15 °C; la media de invierno es de 10,8°C, y la de verano de 23,6°C; la amplitud diaria es de 10°C.
El mar es más cálido que la tierra, fenómeno que origina un frente costero, sólo invertido en el pico del verano, cuando las aguas de la bahía de Palma suelen registrar 1 °C menos que la tierra.
La pluviosidad media es de 550 mm al año, con un máximo de otoño y una sequía de verano muy acusada en julio (8,6 mm); las cimas de la sierra de Tramuntana reciben más de 1.200 mm, mientras que el sureste es árido, con menos de 400 mm.
Las precipitaciones de nieve son muy escasas. La humedad relativa es muy alta (66,9%), con oscilaciones muy acusadas en verano.
Los vientos dominantes en primavera y en otoño son la tramontana y el llebeig; de septiembre a mayo predomina el régimen local de brisas, muy intensas por la relativa extensión de la isla, que, de día, al converger centrípetamente originan nubes convectivas (cúmulos) de poco desarrollo vertical (por debajo de los 1.000 metros), y , por tanto, sin influencias generales.