El intestino delgado es esencialmente un sistema de tubos que conecta el estómago con el intestino grueso.
El intestino delgado está formado por músculos y membranas que lo hacen blando y elástico. Tiene una forma enrollada en el abdomen.
Una vez que el estómago ha convertido la comida en su mayor parte en líquidos en el estómago, pasa a través del esfínter pilórico hacia la primera parte del intestino delgado llamado duodeno.
Cuando la comida está en el estómago se mezcla con ácidos. Una vez que pasa al intestino delgado, se mezcla con las secreciones que neutralizan los ácidos y permiten que se absorban los nutrientes.
El intestino delgado es mucho más largo que el intestino grueso, pero el intestino grueso es mucho más ancho que el intestino delgado.
Se estima que en el promedio de vida de un ser humano alrededor de 50 toneladas de líquidos y alimentos pasarán por el intestino delgado (y el resto del sistema digestivo).
Las enzimas digestivas del intestino delgado se originan principalmente en el páncreas. Otras enzimas digestivas se originan en el hígado.
El intestino delgado contiene dedos microscópicos denominados vellosidades. Estas vellosidades ayudan al cuerpo a absorber la grasa y los nutrientes digeridos.
La mayoría de los nutrientes absorbidos en el intestino delgado se absorben en el yeyuno. Las excepciones a esto incluyen hierro, sales biliares, agua, lípidos, fructosa y vitamina B12.
Cuando el intestino delgado no es saludable o se desarrollan trastornos, una persona puede sufrir una variedad de enfermedades y trastornos que incluyen enfermedad celíaca, cáncer intestinal, síndrome del intestino irritable, úlceras, obstrucciones y bloqueos, enfermedad de Crohn y sobrecrecimiento de bacterias dañinas.
A veces, el intestino delgado puede torcerse u obstruirse debido a una masa, infección o inflamación. Esto puede provocar dolor, distensión abdominal, náuseas y vómitos.
Cuando el intestino delgado no funciona correctamente, los nutrientes que el cuerpo requiere para la salud no se absorben adecuadamente. Esto puede conducir a otros problemas de salud como desnutrición, deficiencias de vitaminas y minerales y problemas de órganos.
Las enfermedades infecciosas que pueden afectar el intestino delgado incluyen la giardiasis, la tenia, la anquilostomiasis, las infecciones bacterianas y las infecciones virales.
A veces, el intestino delgado está dañado o deformado debido a defectos genéticos, condiciones congénitas o problemas de desarrollo.
Para ayudar a mantener saludable el intestino delgado, es importante comer muchos alimentos ricos en fibra y beber suficiente agua para que funcione correctamente.