La algarroba es una planta leguminosa que se cultiva principalmente por sus frutos, que son secos y contienen una semilla rodeada por una pulpa dulce y viscosa. Estos frutos se cosechan cuando están maduros, es decir, cuando han adquirido su color marrón oscuro y están suaves al tacto. Esto suele ocurrir en los meses de verano o principios del otoño, dependiendo del clima y la región donde se cultive la algarroba.

La cosecha de la algarroba se realiza manualmente, mediante la recolección de los frutos del suelo o de las plantas. Es importante recolectar solo los frutos maduros, ya que los frutos verdes o inmaduros no estarán listos para ser consumidos y no tendrán el mismo sabor y aroma que los frutos maduros. Una vez recolectados, los frutos se deben secar al sol durante unos días para eliminar la humedad y conservar mejor su sabor y aroma. Después se pueden moler o procesar de otras maneras para obtener harina de algarroba o productos derivados.