La avena se cosecha cuando sus espigas están maduras y se han secado bien. Esto suele ocurrir a finales del verano o principios del otoño, dependiendo de la zona en la que se cultive y de las condiciones climáticas específicas de cada año.
Para determinar si la avena está madura para la cosecha, puedes observar las espigas y ver si las vainas que las protegen están secas y se abren fácilmente. También puedes sacudir las espigas y ver si las semillas se desprenden fácilmente. Si es así, es probable que la avena esté lista para la cosecha.
Una vez que la avena esté madura, se puede cosechar de varias maneras. Una forma común es usar una cosechadora especialmente diseñada para recolectar avena, que corta las plantas por la base y separa las espigas de la planta. También se puede cosechar a mano arrancando las plantas y separando las espigas de las mismas.
Es importante cosechar la avena en el momento adecuado para obtener un producto de alta calidad. Si se cosecha demasiado pronto, las semillas pueden no estar completamente maduras y no rendir tanto. Si se cosecha demasiado tarde, las espigas pueden estar dañadas por el clima o las plagas, lo que también puede afectar la calidad del producto final.