Los boniatos se suelen cosechar cuando su piel está bien endurecida y los tubérculos han alcanzado su tamaño máximo. Esto suele ocurrir entre 3 y 5 meses después de que se siembran las semillas, dependiendo de la variedad y de las condiciones climáticas. Es importante no dejar que los boniatos se sobremaduren, ya que pueden volverse duros y fibrosos. Para cosecharlos, se puede usar una pala o una herramienta similar para extraerlos del suelo cuidadosamente. Es importante tener cuidado para no dañar los tubérculos durante la cosecha. Una vez cosechados, los boniatos se pueden dejar secar al sol durante unos días para que la piel se endurezca aún más antes de almacenarlos.