El Rococó es un estilo artístico y arquitectónico que se desarrolló en Europa durante el siglo XVIII, y que se caracteriza por la exuberancia y el ornamento excesivo. Después del Rococó, en el siglo XVIII se desarrollaron varias corrientes artísticas y arquitectónicas, entre ellas el Neoclasicismo y el Romanticismo.
El Neoclasicismo se caracteriza por una vuelta a los valores y estilos clásicos de la Antigua Grecia y Roma, y se manifestó tanto en el arte como en la arquitectura. Se buscaba una mayor simplicidad y claridad en la forma y en el decorado, en contraste con el excesivo ornamento del Rococó.
El Romanticismo, por su parte, se caracteriza por una mayor emotividad y subjetividad en el arte y la literatura, y por una valoración de lo exótico y lo folclórico. También se manifestó en la arquitectura, con el uso de formas y elementos inspirados en la naturaleza y en la historia.
Ambas corrientes se desarrollaron durante el siglo XVIII y continuaron influyendo en la cultura y el arte de los siglos posteriores.