El estilo Barroco se caracteriza por el uso de colores vivos y saturados, contrastes fuertes y la combinación de varios colores en una sola obra. Los tonos oscuros, como el negro y el azul oscuro, se utilizan junto con tonos brillantes y saturados, como el rojo, el amarillo y el dorado. Los colores se utilizan de manera dramática y emotiva para crear una sensación de movimiento y profundidad en las obras. Los tonos cálidos, como el rojo y el amarillo, se utilizan para destacar elementos importantes de la obra, mientras que los tonos fríos, como el azul y el verde, se utilizan para crear una sensación de tranquilidad y equilibrio. En resumen, el estilo Barroco se caracteriza por el uso de una amplia gama de colores vivos, saturados y contrastantes que se utilizan de manera dramática para crear una sensación de movimiento y profundidad.