La vegetación en las mesetas varía dependiendo de la ubicación geográfica y el clima de la meseta en cuestión. En general, las mesetas suelen tener un clima más seco y un suelo más pobre en nutrientes que las áreas circundantes, lo que a menudo limita la diversidad de plantas que pueden crecer allí.
En las mesetas de montaña, la vegetación puede incluir árboles de coníferas como pino, abeto y ciprés, así como arbustos y hierbas. A medida que se asciende en altitud, la vegetación se vuelve más escasa debido a las condiciones más duras.
En las mesetas de llanura, la vegetación puede incluir praderas de hierbas y gramíneas, así como arbustos y árboles aislados. En las mesetas semiáridas, la vegetación puede ser escasa y consistir principalmente en arbustos y cactus.
En las mesetas tropicales, la vegetación puede incluir selvas densas con árboles altos y una variedad de plantas trepadoras y epifitas.
En general, la vegetación en las mesetas se ha visto afectada por la actividad humana, incluyendo la tala de árboles, la agricultura y la ganadería. Esto ha llevado a la degradación del suelo y la pérdida de hábitat para muchas especies de plantas y animales.