Las mesetas se forman cuando las rocas debajo de la superficie de la tierra son erosionadas (desgastadas) por el agua, el viento y el hielo. Con el tiempo, estas rocas se vuelven más suaves y se desgastan más fácilmente, lo que permite que el agua, el viento y el hielo las erosione más rápido.
Finalmente, las rocas se erosionan tanto que se convierten en una gran extensión de tierra plana llamada meseta. Las mesetas también pueden formarse cuando el vulcanismo o el movimiento de las placas tectónicas empujan hacia arriba la roca debajo de la superficie de la tierra.
Es importante destacar que el proceso de formación de mesetas es algo que lleva un largo tiempo, puede tardar millones de años.