Los argumentos pueden ser clasificados en varios tipos, incluyendo argumentos deductivos y inductivos, argumentos por analogía, argumentos basados en autoridad y argumentos basados en emoción.
Un argumento deductivo es un tipo de argumento en el cual la conclusión se sigue necesariamente de las premisas. Si las premisas son verdaderas, entonces la conclusión también debe ser verdadera. Ejemplo: Todos los perros son animales. Fido es un perro. Por lo tanto, Fido es un animal.
Un argumento inductivo, por otro lado, es un tipo de argumento en el cual la conclusión es probable dada las premisas, pero no necesariamente verdadera. Ejemplo: La mayoría de las veces que veo a un gato bebiendo leche, lo hace con gusto. Por lo tanto, probablemente todos los gatos disfrutan bebiendo leche.
Un argumento por analogía compara dos cosas similares y argumenta que si una cosa es verdadera en un caso, probablemente sea verdadera en el otro. Ejemplo: Los humanos y los simios comparten muchas similitudes genéticas, por lo tanto, probablemente también compartan un ancestro común.
Un argumento basado en autoridad se apoya en la opinión o el conocimiento de una persona o grupo considerado como una autoridad en el tema. Ejemplo: Según el Dr. Smith, un experto en cardiología, el ejercicio regular es crucial para mantener un corazón saludable.
Por último, un argumento basado en emoción apela a los sentimientos y las emociones del receptor en lugar de a la lógica o la evidencia. Ejemplo: ¿Cómo puedes votar en contra de proporcionar comida y refugio a los niños necesitados? ¡Es simplemente inhumano!
En resumen, los tipos de argumentos incluyen argumentos deductivos e inductivos, argumentos por analogía, argumentos basados en autoridad y argumentos basados en emoción. Al entender estos diferentes tipos de argumentos, podemos evaluar de manera más efectiva la validez de los argumentos que encontramos en nuestra vida diaria.