Si detecta peligro, el equidna tiene algunas formas de protegerse.

Primero, su color marrón o negro le proporciona camuflaje para mantenerse fuera de peligro.

En segundo lugar, puede enroscarse en una bola, exponiendo solo sus espinas y manteniendo su estómago y hocico sin espinas protegidos. Pero, si está en un suelo blando, hace algo realmente genial. Con sus cortas patas delanteras y traseras musculosas y sus garras afiladas, el equidna cava el suelo y se hunde justo en él, dejando solo sus espinas para protegerse contra un depredador.

Finalmente, el equidna también es capaz de abrirse paso en grietas de roca con su cuerpo fuerte, haciendo imposible que los depredadores lo saquen.