Se dice que una persona que busca un atajo a la riqueza está buscando la piedra filosofal. Los antiguos alquimistas creían que en algún lugar de la naturaleza existía una sustancia que convertiría los metales comunes en oro.

Esta sustancia imaginaria se llamaba la piedra filosofal porque se suponía que tenía una base filosófica y estaba vinculada con las teorías de la materia desarrolladas por los filósofos.

La idea de transmutar los metales básicos en nobles parece haberse originado entre los griegos en Alejandría en los primeros siglos de la era cristiana. En la época medieval, se reconoció que la piedra filosofal no solo tenía la propiedad de transmutar los metales más básicos en oro, sino también el poder de curar la mayoría de los males del cuerpo humano.