El holandés Corneliu Drebbe, contratado en 1603 como «inventor de la corte» para James I de Inglaterra, construyó lo que parece haber sido el primer submarino en funcionamiento.
Era un bote de remos con cubierta, propulsado por doce remeros y realizó un viaje sumergido por el río Támesis a una profundidad de unos 4,5m.
No hay ilustraciones creíbles del barco de Drebbel, y no hay explicaciones creíbles de cómo funcionó. La mejor suposición: el bote fue diseñado para tener una flotabilidad casi neutral, flotando simplemente inundado, con un cubierta de proa con pendiente descendente para actuar como una especie de avión de buceo. Cuando los remeros paraban de remar, el bote subía lentamente.