La teoría X recomienda una forma autorizada de gestión que obligue a los empleados a alcanzar metas y objetivos específicos de la organización, mientras que la teoría Y recomienda una forma participativa de control para que las metas tanto de la empresa como de los empleados no están en conflicto, por lo tanto, la necesidad es corporativa.
La teoría X fue muy predominante y adoptada durante el siglo XX, cuando se favoreció el estilo de liderazgo autocrático, en cambio las organizaciones modernas adoptaron cada vez más la teoría Y y su estilo de liderazgo democrático.
Según la teoría X, los empleados se centran principalmente en las recompensas financieras y no funcionarían a menos que se les prometa dinero y otras formas de incentivos, mientras que los empleados de la teoría Y están motivados por recompensas no financieras que incluyen el logro de objetivos organizacionales, entre otros.
Además, la teoría X establece que los empleados tienen una alta afinidad por las necesidades psicológicas y otras necesidades de seguridad, lo que contrasta con el supuesto de la teoría Y, que señala que los empleados tienen una alta afinidad por las necesidades sociales, las necesidades de estima y las necesidades de autorrealización.