El cuerpo humano es muy complicado. Uno de los sistemas en el cuerpo que hace que todo funcione es el sistema circulatorio, responsable de bombear sangre a todas las partes del cuerpo.
El cuerpo humano promedio contiene aproximadamente 5 litros de sangre en su sistema, lo que equivale al 7% del peso corporal total.
La sangre se encarga de transportar oxígeno y nutrientes a las células del cuerpo. También elimina el dióxido de carbono y desechos que las células producen. La sangre ayuda a regular la temperatura para la homeostasis y equilibrar el pH.
La sangre se compone de tres tipos principales de células: los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas. Los glóbulos rojos son responsables de transportar el oxígeno desde los pulmones a otras células del cuerpo. Los glóbulos blancos son responsables de combatir las infecciones y ayudar a curar las heridas. Las plaquetas de la sangre son responsables de ayudar a coagular la sangre y por lo tanto detener el sangrado.
Cuando se corta una persona, sale sangre, ya sea una cantidad pequeña o una cantidad grande dependiendo del corte. Sin embargo, después de un tiempo el sangrado se detiene y si no fuese así la persona se desangraría hasta morir. De hecho, el sangrado se detiene debido a las plaquetas de la sangre.
Las plaquetas ayudan a que la sangre se coagule en la ubicación del corte y evitar que la sangre salga. Para hacer esto, primero se reúnen en el sitio del corte luego se adhieren a sustancias que están fuera del corte y cambian de forma, después activan los receptores y secretan mensajeros químicos que les permiten conectarse entre sí a través de puentes receptores. Una vez conectadas literalmente tapan el agujero.
Aunque las plaquetas son células, en realidad no tienen núcleo. Como todas las otras células de la sangre, las plaquetas se crean en la médula ósea, que es la parte interior estrecha y suave del hueso. Las plaquetas son fragmentos de citoplasma que se crean a partir de megacariocitos, que son partes de la médula ósea.
Un hecho interesante es que mientras todos los animales tienen sangre, solo los mamíferos tienen plaquetas en la sangre. Se cree que esta es una adaptación evolutiva para la supervivencia que permite a los mamíferos compensar el riesgo de muerte por hemorragia que se crea en el parto, un riesgo que es exclusivo de los mamíferos.