Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos, hay hasta 1.3 millones de terremotos en un año que los humanos pueden sentir. Esto es sin tener en cuenta todos los otros pequeños terremotos que ocurren todos los días, que los humanos ni siquiera se dan cuenta. De estos millones de terremotos, la mayoría tiene lugar en áreas remotas alejadas de las personas y, a menudo, tienen una intensidad tan baja que la mayoría de las personas no se darían cuenta.
Si bien hay muchos motivos, que van desde impactos de meteoros y erupciones volcánicas, hasta eventos provocados por el hombre, como colapsos de minas y pruebas nucleares subterráneas, los motivos más comunes de los terremotos son el cambio de las placas tectónicas de la Tierra.
Para determinar cuándo podría ser el próximo terremoto, existe un dispositivo conocido como el sismógrafo. El sismógrafo o sismómetro es un instrumento que mide los movimientos del suelo, incluidos los de las ondas sísmicas generadas por terremotos, erupciones volcánicas y otras fuentes sísmicas. Los registros de las ondas sísmicas ayudan a los sismólogos a trazar un mapa del interior de la Tierra y a localizar y medir las diferentes fuentes de terremotos.
Un sismómetro tiene un peso colgando de un resorte. Es sensible a los movimientos arriba-abajo de la tierra. El resorte y el peso están suspendidos de un marco que se mueve junto con la superficie de la tierra. A medida que la Tierra se mueve, el movimiento relativo entre el peso y la Tierra se puede registrar para crear un historial del movimiento de la Tierra. Los cambios en el movimiento se pueden usar para indicar las posibilidades y la intensidad de un terremoto.
Esto creó otro problema: cómo describir adecuadamente la intensidad del terremoto. Para combatir este problema, se desarrolló una escala que asigna un número dependiendo de la intensidad del terremoto. Esta escala era conocida como la escala de magnitud de Richter.
La escala de Richter asigna el número en función de la cantidad de energía que se libera durante el terremoto. Se considera que la escala se etiqueta de 1 a 10, y 0 es la base con la cual se compara la energía, la escala no tiene realmente un límite inferior aunque muchos sismógrafos modernos y sensibles ahora registran sismos con magnitudes negativas.
En resumen, el sismógrafo es un instrumento que se utiliza para medir y detectar movimientos que ocurren en la Tierra. Mientras que la escala de Richter mide la intensidad de dicho terremoto y de acuerdo esto se le asiga un número del 1 al 10 siendo 10 el nivel más intenso y devastador.