El sismógrafo es un instrumento que mide y detecta movimientos de la Tierra que pueden ser causados naturalmente como cuando ocurren impactos de meteoritos y erupciones volcánicas, hasta eventos provocados por el hombre, como colapsos de minas y pruebas nucleares subterráneas. Estos movimientos provocan lo que conocemos como terremotos. Aunque es el desplazamiento de las placas tectónicas de la Tierra, el motivo más común por que ocurren los terremotos o sismos.
El primer sismógrafo fue diseñado por Zhang Heng de la dinastía Han de China en el año 132 DC. Se llamaba «Houfeng Didong Yi», que literalmente significa un «instrumento para medir los vientos estacionales y los movimientos de la Tierra».
Si bien, el dispositivo funcionó bajo la presunción de que los terremotos fueron causados por la dirección, la fuerza y el tiempo de los vientos, aún podría predecir la dirección de un terremoto que se produjo hasta 500 km (310 mi) de distancia.
Los planes del sismómetro original de Zhang Heng se perdieron con el tiempo. Sin embargo, los historiadores y los científicos han podido recuperar suficiente información para poder crear un modelo de trabajo.
No obstante, después de 1880, la mayoría de los sismógrafos descendieron de los desarrollados por el equipo de John Milne, James Alfred Ewing y Thomas Gray, que trabajaron en Japón desde 1880 hasta 1895, que después de la Segunda Guerra Mundial, estos se adaptaron al sismómetro Press-Ewing ampliamente utilizado.