El sarampión y la varicela son dos tipos de enfermedades que se caracterizan por diferentes síntomas y procedimientos de tratamiento. La varicela es una enfermedad de la infancia y es causada por un virus llamado Varicella Zoster. El sarampión es también una enfermedad de la infancia.
La varicela es una enfermedad extremadamente infecciosa. El sarampión no es muy contagioso y se puede controlar con una vacuna llamada MMR que se administra al bebé. De hecho, en varios países, la RMM se administra a todos los recién nacidos.
Por otro lado, la varicela puede propagarse fácilmente de una persona a otra por el simple contacto. De hecho, también hay vacunación contra la varicela. Por otro lado, el descanso y la medicación solos son las curas prescritas para la varicela.
El virus que causa la varicela se considera extremadamente activo y peligroso, especialmente durante los primeros tres o cuatro días. Por el contrario, es muy poco probable que el sarampión se desarrolle una vez que el bebé esté vacunado. Es menos peligroso que la varicela. Esta es también una diferencia importante entre el sarampión y la varicela.
Ambas enfermedades difieren entre sí en términos de sus síntomas. En el caso del sarampión, el síntoma temprano es la presencia de una erupción roja en el área del pecho o en el área de las vías respiratorias. El bebé está acompañado de tos y congestión. El tracto nasal se infecta. Al final, las erupciones pueden aparecer cerca de los ojos y también en la nariz.
Por otro lado, el virus que causa la varicela pertenece a la familia del virus del herpes. Uno de los síntomas iniciales de la varicela es que el bebé desarrollará fiebre y que la temperatura del cuerpo puede llegar a los 39 grados Celsius.
Las erupciones comienzan a aparecer en las partes del cuerpo, es decir, el torso, la cara y el cuero cabelludo. El primer día, estas erupciones pueden aparecer enrojecidas, pero gradualmente se convierten en ampollas al cabo de dos o tres días. Cuando comienza la medicación, estas ampollas comienzan a secarse gradualmente. Es importante tener en cuenta que el secado de las ampollas se realiza de manera muy lenta y gradual. El período de recuperación es lento en el caso de la varicela y relativamente más rápido en el caso del sarampión.