El arbitraje implica el nombramiento de una persona como árbitro que desempeña un papel similar al de un juez en un tribunal de justicia. El árbitro escucha y considera la evidencia antes de llegar a una decisión que será vinculante para ambas partes. Su decisión es legal, vinculante y, a menudo, final en el sentido de que ya se menciona en el contrato que su decisión no puede ser impugnada en un tribunal de justicia.
La mediación es más un sistema facilitador donde la decisión no proviene del mediador, sino que él desempeña el papel de un facilitador y las partes en disputa llegan a una solución aceptable para ambos. El mediador ayuda a las partes a alcanzar una resolución negociada. El mediador no tiene la autoridad para pronunciar una decisión, pero hace posible la comunicación entre las partes en disputa.
Tanto el arbitraje como la mediación son mecanismos alternativos de resolución de disputas.
Ambos son menos formales que un tribunal de justicia, también menos costosos y más rápidos.
El árbitro es una persona neutral que es una autoridad legal (abogado o juez). Escucha las pruebas y testigos presentados por los abogados de ambas partes y da un veredicto que es legalmente vinculante para ambas partes involucradas en una disputa.