Cuando se deslizan, las águilas calvas pueden alcanzar velocidades de 40 kilómetros por hora. Cuando cazan pueden alcanzar velocidades de hasta 160 kilómetros por hora.
Las águilas calvas utilizan las corrientes térmicas convencionales para elevarse a 3000 pies de altura, allí se deslizan durante horas, y utilizan la corriente para llevarlas a donde necesitan ir con el mínimo esfuerzo. Las águilas calvas a menudo usan estas corrientes para ayudarlas a migrar.