Ciertos alimentos son conocidos por desencadenar brotes de rosácea.
Los siguientes alimentos pueden agravar la rosácea: especias picantes (pimienta, paprika y cayena), carne marinada, salsa de soja, vainilla, vinagre, ciruelas rojas, guisantes, habas, limas y alubias, quesos picantes, sidra, comida asiática. Productos de pescado enlatados, carne de res y cerdo procesados, chocolate, tomates, cítricos, alcohol y bebidas calientes. Los nitratos, sulfitos y ciertos medicamentos también pueden desencadenar brotes. Las alergias alimentarias también pueden causar rosácea.
Los pacientes con rosácea deben llevar a cabo un diario de alimentos para identificar los alimentos específicos que desencadenan los brotes de rosácea. Los brotes pueden ocurrir horas, o hasta un día, después de que se haya consumido la comida. El paciente debe dejar de comer un alimento sospechoso durante unos meses para observar la gravedad de los síntomas de la rosácea. Si la rosácea mejora, el paciente puede encontrar una pequeña cantidad de alimentos perjudiciales para confirmar y desencadenar un brote. Una vez que se identifica un desencadenante de rosácea, se elimina de la dieta del paciente.