Los dientes de la cobra son muy especializados para su papel en la caza y defensa. Son muy afilados y pueden ser retraídos cuando no se están usando. Las cobras tienen dos hileras de dientes en cada mandíbula, y pueden tener hasta 400 dientes a lo largo de su vida. Los dientes de la cobra están diseñados para inyectar veneno en su presa para paralizarla o matarla. Algunas cobras tienen dientes más largos y afilados que otras, dependiendo de su dieta y hábitat. Las cobras también pueden perder y regenerar dientes con relativa facilidad.
Algunas cobras, como la cobra real, tienen dientes muy largos y prominentes, mientras que otras, como la cobra de cascabel, tienen dientes más cortos y menos visibles. Las cobras también pueden tener diferentes patrones de dentición, dependiendo de la especie. Por ejemplo, algunas cobras tienen dientes más grandes y afilados en la mandíbula delantera, mientras que otras tienen dientes más pequeños y redondos en la mandíbula posterior.
Es importante tener en cuenta que las cobras son animales peligrosos y pueden ser muy venenosos. Es importante mantenerse alejado de ellas y no molestarlas.