Las ovejas tienen una dentición muy particular. A diferencia de la mayoría de los mamíferos, las ovejas tienen incisivos superiores y inferiores muy reducidos o ausentes. En su lugar, tienen una serie de dientes de crecimiento continuo conocidos como molares y premolares, que les permiten triturar y masticar su alimento de manera eficiente.
Las ovejas tienen cuatro dientes incisivos, dos en la mandíbula superior y dos en la mandíbula inferior. Estos dientes son muy pequeños y se usan principalmente para arrancar hierba y otras plantas. Las ovejas también tienen cuatro molares y cuatro premolares en cada mandíbula. Estos dientes son más grandes y están formados por cuatro o cinco cúspides o puntas, que se van desgastando a medida que las ovejas mastican su alimento.
A medida que las ovejas envejecen, sus dientes pueden desgastarse y caerse. Para compensar esto, las ovejas tienen una dentición de crecimiento continuo, lo que significa que sus dientes siempre están creciendo y reemplazando a los dientes viejos. Si una oveja tiene problemas para masticar debido a la falta de dientes o a la mala salud de sus dientes, puede tener problemas para obtener suficiente nutrición y puede enfrentar problemas de salud. Por eso es importante mantener a las ovejas en buenas condiciones y asegurarse de que tengan acceso a alimentos adecuados y de buena calidad.