Los dientes del ciervo son muy importantes para su supervivencia y bienestar. Tienen una estructura y función específicas que les permite realizar diferentes tareas, como masticar y triturar alimentos, defenderse de depredadores y marcar su territorio.
Los dientes de los ciervos se dividen en cuatro tipos: incisivos, colmillos, premolares y muelas. Cada tipo de diente tiene una forma y una función específicas.
Los incisivos son los dientes delanteros y más pequeños. Sirven para cortar y triturar alimentos suaves y para mantener las ramitas de las plantas a las que los ciervos comen. Los incisivos tienen una forma puntiaguda y están ubicados en la parte delantera de la boca.
Los colmillos son los dientes largos y afilados que se encuentran en la parte superior e inferior de la boca. Sirven para defenderse de los depredadores y para marcar el territorio. Los colmillos de los ciervos son muy notables y se les conoce comúnmente como «astas».
Los premolares son los dientes intercalares entre los incisivos y las muelas. Sirven para triturar y masticar alimentos más duros y fibrosos.
Las muelas son los dientes más grandes y fuertes. Sirven para masticar y triturar alimentos duros y fibrosos. Los ciervos tienen cuatro muelas en la parte superior de la boca y cuatro en la parte inferior.
En resumen, los dientes del ciervo son una parte importante de su anatomía y les permiten realizar diferentes tareas esenciales para su supervivencia.