La energía eólica es producida por grandes turbinas, llamadas turbinas eólicas, en forma de veleta o molino de viento, que con el movimiento de la hélice produce un campo magnético. El movimiento de las turbinas generan electricidad a través de un generador.
Las turbinas eólicas deben agruparse en parques eólicos (conjuntos de cientos de turbinas eólicas individuales conectadas a una red de transmisión de energía) para que la producción de energía sea rentable.
Los lugares que suelen tener vientos de 15 km/h son ideales para instalar turbinas eólicas. La explotación comercial de este tipo de energía comenzó aproximadamente en la década de 1970 cuando se produjo la crisis del petróleo. Con la crisis, los países de Europa comenzaron a invertir en otras formas de energía.