El biodiesel se produce a partir de plantas llamadas semillas oleaginosas como la soja, el algodón, el ricino, el girasol, el babasú, el maní, el aceite de palma y también a partir de grasa animal. Por lo tanto, se puede usar solo o en combinación con gasóleo (combustible fósil), lo que reduce las emisiones de CO2.
Para que la producción de biodiesel se produzca a través de la reacción entre un aceite vegetal y un alcohol, se agrega un catalizador. El catalizador puede ser una sustancia, o algún otro elemento que acelere un proceso particular o reacción química.
En procesos industriales se utiliza un catalizador alcalino (hidróxido de sodio o potasio). En el proceso, además del biodiésel, también se forma el glicerol.
La producción de biodiesel a través del catalizador alcalino tiene varios problemas: alto consumo de energía durante el proceso, es dificil recuperar el glicerol producido en la reacción y se tiene que eliminar el catalizador alcalino soluble del producto.
La necesidad de tratamiento del producto generado y el alto consumo de agua durante el lavado en los pasos de purificación de biodiesel hacen que el proceso alcalino tenga un impacto significativo en el medio ambiente.
Ante estos problemas, una alternativa que se ha estudiado es el uso de enzimas como catalizadores para la producción de biodiesel. Las enzimas son catalizadores biológicos (biocatalizadores) que pueden ser producidos por microorganismos y son biodegradables.
La producción de biodiesel por enzimas tiene el potencial de superar los problemas de la catálisis alcalina.
Además de que las enzimas son biodegradables, el glicerol se puede recuperar fácilmente sin un tratamiento complejo, el consumo de energía en el proceso es menor (la temperatura de reacción es menor), hay una reducción drástica de efluentes y, además, las enzimas pueden recuperarse y reutilizarse.
Sin embargo, la producción de biodiesel a escala industrial utilizando enzimas no se ha adoptado debido al alto costo de los biocatalizadores.