El estilo de vestimenta de las mujeres en la época barroca (siglos XVII y XVIII) se caracterizó por ser muy elaborado y llamativo, con ropas que tenían muchos volantes, encajes, bordados y adornos. La moda barroca se inspiró en el exceso y la opulencia, y las mujeres solían llevar vestidos con corsés muy ajustados que marcaban la cintura y hacían que el vestido tuviera una silueta en forma de pera. Los vestidos solían ser muy largos y se llevaban con una capa llamada «enagua» debajo para darles volumen. Los adornos solían ser muy grandes y prominentes, con joyas y tocados elaborados. Los zapatos solían tener tacones muy altos y puntiagudos. En general, la ropa barroca se considera muy opulenta y atractiva, y sigue siendo una fuente de inspiración para la moda moderna.