La religión de Mesopotamia era politeísta y estaba basada en la creencia en una gran cantidad de dioses y diosas, cada uno con una función específica en el mundo y en la vida de las personas. Estos dioses y diosas se relacionaban con aspectos de la naturaleza, como el cielo, la tierra, el agua y el fuego, y también con aspectos de la vida humana, como la agricultura, la guerra, la justicia y la medicina. Los templos eran el centro de la religión en Mesopotamia, y los sacerdotes y sacerdotisas eran responsables de los cultos y de las ofrendas a los dioses. Los reyes también desempeñaban un papel importante en la religión, ya que se consideraba que eran elegidos por los dioses y que tenían la responsabilidad de mantener el orden en el mundo.