Todos los ríos de Chile tienen la característica común que corren de este a oeste. Debido a la topografía del país, tienen un recorrido corto, y las diferencias entre ellos se deben al caudal, pues, según la latitud, las influencias climáticas hacen sentir sus efectos.
En la zona desértica septentrional, sólo el río Loa consigue llegar al mar. Más hacia el sur los ríos son más caudalosos: el Aconcagua, el Maipo, el Maube y el Bío Bío. En el Chile central los ríos aportan mucha agua de la nieve, su curso superior es torrencial y quedan sometidos a una erosión regresiva considerable, debido a que el nivel de base es muy bajo y la distancia es escasa. Esta erosión ha provocado algunas capturas de ríos de la vertiente oriental (Imperial, Toltán, Valdivia y Bueno). A partir de Reloncaví, los ríos desembocan en los lagos o fiordos (Reloncaví, Palena y Cisnes).
En la Patagonia chilena y en la Tierra del Fuego los cursos de agua son muy poco numerosos.