La ciudad de Verona, que conserva en su casco antiguo, limitado por el meandro del río, su aspecto medieval, se ha desarrollado como centro de comercialización y transformación de productos agrícolas. Es también un importante nudo de comunicaciones.
Población de origen celta, fue colonia romana (89 a. C.) y municipio (49 a. C.). Capital del reino ostrogodo de Teodorico, fue ocupada por los lombardos (568) y por los francos (774), que la convirtieron en capital de una marca carolingia.
Luchó contra Federico I Barbarroja (Liga Veronesa), pero predominaron los gibelinos, como en otras ciudades señoriales italianas. Señoreada por los Della Scala (1260-1387), que establecieron una corte fastuosa, y por los Visconti de Milán (1387-1404), pasó al dominio de Venecia del s. XVI al XVIII.
Ocupada por los franceses (1796), fue escenario de las pascuas veronesas (1797), una matanza de franceses hecha por el pueblo de Verona. Cedida a Austria por el tratado de Campoformio, formó parte del reino de Italia (1805) y regresó a Austria en 1814. Se integró definitivamente en el reino de Italia en 1866.
Conserva importantes monumentos de época romana, como el anfiteatro (la Arena), el teatro y varias puertas de las murallas, como la Porta dei Borsari y la Porta dei Leoni. De época medieval son la iglesia de San Zeno (monumento románico, con puerta trabajada de bronce, que conserva frescos de los siglos XIII y XIV y un tríptico de Mantegna), la catedral y las iglesias de San Lorenzo y San Giovanni in Valle. Góticos son el Castelvecchio, actualmente sede de la Pinacoteca Veneta, y, a su lado, el puente Scaligero, las iglesias de Sant’Anastasia y Sant’Eufemia y notables monumentos sepulcrales. De estilo renacentista son, entre otros, los palacios de Canosa, Bevilaqua, Pompei y Guastaverza, la iglesia de San Giorgio, la Loggia del Consiglio, etc.