Filtro: cuando se produce la respiración, ingresan a las fosas nasales aire, partículas finas, bacterias y polvo. Para que estas sustancias no entren a las cavidades, dentro de la nariz hay glándulas responsables de la liberación de moco, que es pegajoso y puede retener estos componentes. Otra estructura presente en las fosas nasales son los pelos, que desempeñan un papel de «escoba», es decir, son responsables de limpiar las impurezas filtradas por la mucosa.
Humectación: es posible humedecer las cavidades nasales a través de la mucosidad. El propósito de esta acción es evitar la deshidratación de las vías respiratorias para protejer el sistema respiratorio de enfermedades.
Calentamiento: Es importante que el aire, cuando entre en contacto con los pulmones, tenga una temperatura similar a la del interior del cuerpo.
Entre estas funciones, la nariz también cumple la función de garantizar que el sonido emitido por la boca funcione correctamente. Además, hay células receptoras del olfato que, unidas a los nervios olfativos, se extienden al cerebro y son responsables del sentido del olfato, es decir, de sentir los diferentes olores.