Por lo general, los cortes que resultan de un encuentro con un objeto afilado, como un cuchillo de cocina o una cuchilla de afeitar, conllevan un menor riesgo de infección, a menos que evite la suciedad en la herida. Dicho esto, las laceraciones causadas por dientes de animales, vidrios rotos, espinas, cortes en los pies y sobre todas las heridas que se ensucian tienen un mayor riesgo de infectarse.
Una infección traerá algunos signos reveladores, que incluyen:
- Aumento del drenaje de líquidos de la herida.
- Pus amarilla, verde o marrón.
- Mal olor.
- Rayas rojas alrededor de la herida.
- Inflamación de los ganglios linfáticos (en la ingle o la axila).
- Fiebre.
- Una herida que simplemente no parece sanar.
Aparte de una infección bacteriana simple, una herida abierta también puede causar otras complicaciones como:
- Lockjaw (mandíbula agarrotada), que es el sello distintivo de una infección por tétanos.
- Gangrena, que es una infección bacteriana muy grave y potencialmente mortal que puede no solo conducir a la pérdida de tejido sino también a la sepsis.
- Celulitis, que es una infección que se propaga al tejido más profundo del cuerpo y que puede no estar en contacto con la herida.
Afortunadamente, la mayoría de estos riesgos pueden mitigarse con el cuidado inmediato y regular de la herida.