Los gusanos de tubo gigantes son invertebrados marinos que pertenecen a la familia de los gusanos anélidos poliquetos. Estas inusuales criaturas fueron descubiertas en 1977. Desde entonces, se han identificado más de 300 nuevas especies.
Los gusanos de tubo gigantes pueden alcanzar los 2,5 metros de largo.
Tienen un cuerpo blando e incoloro escondido dentro de un tubo duro hecho de quitina (las conchas de los crustáceos están compuestas de la misma sustancia). El tubo ofrece protección contra los depredadores.
Los gusanos de tubo gigantes no tienen ojos, boca, estómago ni patas.
Los gusanos de tubo gigantes pasan su vida firmemente adheridos al lecho marino. Algunas especies desarrollan estructuras parecidas a raíces para asegurar una conexión más fuerte con el sustrato.
Los gusanos viven en simbiosis (relación mutuamente beneficiosa) con microorganismos. Las bacterias sintetizan alimentos a cambio de la acomodación y los compuestos químicos que proporciona el gusano.
Los gusanos de tubo gigantes tienen un tejido esponjoso de color marrón verdoso llamado trofosoma, formado por células especializadas llenas de microorganismos.
Los gusanos de tubo gigantes se adaptan a la vida en condiciones extremas. Pueden soportar una presión muy alta y cambios rápidos en la temperatura del agua (desde el punto de ebullición hasta el congelamiento).
Pocas criaturas de aguas profundas, como cangrejos y camarones, grandes mejillones marrones y almejas gigantes, son depredadores de los gusanos de tubo gigantes.
Los machos y las hembras liberan óvulos y espermatozoides directamente en el agua. Las larvas son móviles y están equipadas con boca e intestino, porque necesitan recolectar bacterias que son esenciales para la segunda parte (sedentaria) de su vida.
Las larvas nadan hasta que encuentran un respiradero hidrotermal adecuado en el fondo del mar.
Los gusanos de tubo gigantes crecen rápidamente y colonizan rápidamente nuevas áreas. Alcanzan la madurez sexual antes de los 2 años.