Los conceptos beneficencia y no maleficencia son dos conceptos éticos estrechamente relacionados que se utilizan principalmente en los campos de la salud y la medicina.
Beneficencia se refiere a acciones que se realizan en beneficio de otros. Las acciones benéficas pueden ayudar a prevenir o eliminar daños o simplemente a mejorar la situación de los demás.
Ejemplos específicos de beneficencia: rescatar a una persona de ahogarse, alentar a una persona a dejar de fumar, construir un hogar para personas sin hogar, educar a las personas sobre el saneamiento general, etc.
En el contexto de la salud y medicina, la beneficencia se refiere a tomar acciones que mejoren los intereses de los pacientes. Implica la obligación de ayudar a los que están en problemas, proteger los derechos de los pacientes, brindar tratamiento a quienes lo necesitan, prevenir complicaciones adicionales, etc.
La beneficencia se considera el valor central de la ética de la atención médica.
La no maleficencia significa no hacer daño. Los ejemplos de no maleficencia incluyen no decir cosas hirientes a otra persona y no administrar fármacos dañinos. En la práctica de la medicina, los ejemplos de no maleficencia incluyen suspender un medicamento que se ha demostrado que es dañino o negarse a proporcionar un tratamiento que no se ha demostrado que sea efectivo.
Muchas personas consideran que la no maleficencia es la consideración principal de la ética, ya que es más importante no dañar a los pacientes que hacerles bien. Dado que muchos métodos de tratamiento implican cierto grado de daño, el concepto de no maleficencia implica que el daño no debe ser desproporcionado en beneficio del tratamiento.