A los niños les encanta burlarse unos de otros. Pero, a menudo no logran mantener la delgada línea entre las burlas y la intimidación, y simplemente la cruzan. Por lo tanto, es importante que todos comprendamos la diferencia entre los dos términos controvertidos.
Las burlas son divertidas cuando las personas se ríen, sonríen o bromean al divertirse el uno con el otro, pero se vuelven hirientes y crueles cuando se está burlando de otro. Sin embargo, las burlas a menudo se consideran una forma de relacionarse con los demás, ya que ayudan a crear nuevas conexiones y acercar las relaciones. Los otros beneficios de las burlas incluyen el manejo de situaciones incómodas y el acercamiento entre el bromista y la persona objeto de burla.
Sin embargo, todo esto simplemente se vuelve hostil cuando las personas comienzan a usar las burlas como una forma de obtener un mayor estatus social, ejercer su poder sobre las personas más débiles o simplemente con la intención de lastimar. Y, si este tipo de burla se realiza a diario, entonces se denomina bullying.
Se denomina bulling cuando una persona, sin ninguna razón ni propósito, se muestra cruel e hiriente a otra persona de manera regular con el uso de la amenaza, la fuerza para abusar, con la intimidación o dominación sobre los demás. El comportamiento es a menudo repetido y habitual, es decir, la víctima se encuentra bajo un escáner diario de burla.