La conformidad implica ajustar las actitudes o conducta de uno para pertenecer o ser aceptado en un grupo en particular. Los factores que provocan este comportamiento pueden incluir la necesidad de «encajar» o ser recibido favorablemente, el deseo de ser correcto o la aspiración de cumplir un rol específico.
La obediencia es una respuesta conductual a una instrucción dada por una figura de autoridad. Esto sucede en diferentes contextos, como el hogar, la escuela o el lugar de trabajo, entre otros entornos. Es una respuesta a un mandato dado, generalmente realizado sin preguntas, por miedo o respeto, para evitar el castigo o varias consecuencias desagradables.
Ambos comportamientos implican presión e influencia, pero ciertas características permiten la diferenciación de uno del otro.
La conformidad implica la adopción de las actitudes y conductas de una persona o grupo influyente como un medio para lograr la aceptación y aprobación. La conformidad también se adopta para contrarrestar el miedo al rechazo. Por otro lado, la obediencia es una respuesta a una orden o instrucción dada por una persona de autoridad o poder.