Esencialmente, el CPVC no es más que PVC que se ha sometido a un proceso conocido como cloración. Esta cloración tiene lugar a través de una reacción química llamada cloración de radicales libres que utiliza energía térmica o UV. Esta energía transforma el gas de cloro en cloro libre de radicales que reacciona con el PVC y reemplaza parte del hidrógeno del PVC en el proceso. Aunque el CPVC conserva y comparte la mayoría de sus propiedades con el PVC, esta cloración lo hace ignífugo. También desarrolla excelentes propiedades de resistencia a la corrosión. El CPVC tiene una superficie interna más lisa, lo que implica que se puede usar para transportar líquidos a una distancia mayor sin tener que enfrentar problemas de pérdida de presión. El CPVC también es ideal para transportar agua caliente y fría, por lo que se prefiere en instalaciones de calefacción.
El PVC se ha utilizado ampliamente en la plomería desde que se inventó, ya que es barato, flexible y se puede moldear en varias formas. El PVC no reacciona fácilmente con ácidos y bases y, por lo tanto, es más adecuado para el drenaje.
El CPVC es resistente a las sales e hidrocarburos alifáticos. Las propiedades del CPVC dependen de la cantidad de cloración y del tipo de aditivos utilizados. Por lo tanto, consulte a los fabricantes antes de instalar CPVC para asegurarse de que se adapte a sus necesidades.
El CPVC también tiene una mayor resistencia a la tracción y es más dúctil que el PVC.