La energía solar pasiva no requiere dispositivos electrónicos o mecánicos para aprovechar y distribuir la radiación solar. En este caso, un edificio está diseñado de tal manera que sus paredes, ventanas y pisos se utilizan sistemáticamente para absorber la energía solar, conservarla y luego distribuirla. Buenos ejemplos de diseños solares pasivos incluyen solarios, terrazas solares e invernaderos.
También hay sistemas pasivos que requieren el uso de fuentes de energía convencionales para controlar persianas, compuertas, aislamiento nocturno y otros equipos que ayudan a mejorar la recolección, el almacenamiento y el uso de la radiación solar.
El aprovechamiento y la distribución de energía solar activa, por otro lado, requiere el uso de equipos mecánicos alimentados por energía auxiliar. El uso de paneles solares es, con mucho, el sistema más popular para obtener energía solar. Consiste en una matriz interconectada de células solares que recolectan los rayos del sol para generar y proporcionar energía para uso comercial y residencial.
Los sistemas solares activos usan bombas y sensores electrónicos, o controladores que funcionan automáticamente para garantizar que la recolección y distribución de energía se maximice. Los controladores también pueden ayudar a garantizar que la energía disponible se distribuya de la manera más eficiente.