Una fuente regulada es un dispositivo eléctrico que se utiliza para proporcionar una corriente constante y estable a un circuito. Es capaz de mantener una tensión constante a pesar de cambios en la carga o en la corriente. Por otro lado, una fuente no regulada proporciona una tensión variable que depende de la carga y de la corriente.
En resumen, las diferencias fundamentales entre una fuente regulada y no regulada son las siguientes:
Una fuente regulada mantiene una tensión constante independientemente de los cambios en la carga o en la corriente.
Una fuente no regulada proporciona una tensión variable que depende de los cambios en la carga y la corriente.
Las fuentes reguladas son más precisas y estables que las no reguladas, pero también son más costosas y complejas de fabricar.
Las fuentes no reguladas son más económicas y fáciles de fabricar, pero menos precisas y estables que las reguladas.
En general, las fuentes reguladas son más comunes en aplicaciones críticas donde se requiere una alta precisión y estabilidad, mientras que las no reguladas son más adecuadas para aplicaciones menos críticas donde la precisión y estabilidad no son tan importantes.