Las fuentes de financiamiento a corto plazo son aquellas que se utilizan para cubrir necesidades de efectivo a corto plazo, como pueden ser gastos corrientes o la adquisición de inventarios. Estas fuentes incluyen préstamos a corto plazo, líneas de crédito y el financiamiento comercial.
Por otro lado, las fuentes de financiamiento a largo plazo son aquellas que se utilizan para cubrir necesidades de efectivo a largo plazo, como pueden ser la adquisición de activos fijos o proyectos de inversión a largo plazo. Estas fuentes incluyen préstamos a largo plazo, bonos emitidos por la empresa y el capital de inversores.
En general, las fuentes de financiamiento a corto plazo suelen tener un costo más bajo que las de largo plazo, ya que el riesgo es menor y el plazo es más corto. Sin embargo, el acceso a estas fuentes puede ser más limitado y requieren de una mayor capacidad de pago y una mayor solvencia financiera. Por otro lado, las fuentes de financiamiento a largo plazo suelen tener un costo más alto, pero ofrecen un mayor plazo para devolver el préstamo y pueden ser más fáciles de acceder.