La diferencia entre homicidio y asesinato reside en la intención del asesino. En un homicidio, el asesino no tiene intención de matar a la otra persona, por otro lado, en un asesinato, un asesino tiene la intención de matar a otra persona. Los forenses definen a los dos términos como distintos. Aunque el concepto de matar detrás de los dos sigue siendo un punto convergente, es la intención del asesinato lo que distingue el asesinato y el homicidio. No es de extrañar, por lo tanto, que la complejidad de distinguir entre asesinato y homicidio basado en los grados del asesinato se haya confundido desde tiempos inmemoriales.

En un homicidio involuntario, el asesino no tiene intención de matar a la otra persona, pero «tiene que hacerlo» o «simplemente sucede».

En un asesinato, el asesino viene con una preparación completa, desde la preparación del plan hasta su ejecución con la intención de matar a la otra persona a sangre fría.

La sentencia por el crimen también es diferente. Debido a que la intención bajo homicidio no está presente, la condena es menor que la de alguien que ha cometido asesinato.

Aunque ambos actos son imperdonables sin lugar a dudas, el homicidio sigue siendo un grado por debajo del asesinato. En ambos casos, los atacantes tienen que cometerse en base a evidencia que se ha demostrado más allá de una duda razonable y tales acciones no pueden ser perdonadas y, como lo argumenta la mayoría, deben ser penalizadas.