Los pasivos corrientes son pasivos que vencen dentro del ejercicio financiero vigente.
Los pasivos a largo plazo son pasivos que tardan más de un año financiero en liquidarse.
Los activos corrientes deberían ser suficientes para compensar los pasivos corrientes, mientras que los activos a largo plazo deberían ser suficientes para compensar los pasivos a largo plazo.
Ejemplos de pasivos corrientes: gastos acumulados, cuentas por pagar e intereses por pagar.
Ejemplos de pasivos a largo plazo: bonos por pagar y arrendamientos de capital.